Notas sobre la Cábala del Antiguo Testamento

 The Path volumen 1, julio 1886, Notes on the Cabbalah of the Old Testament: I*



NOTAS SOBRE LA CÁBALA DEL ANTIGUO TESTAMENTO: I– J. Ralston Skinner





Dije en mi artículo sobre Metrología Hebrea, (Masonic Review, Julio, 1885.) que el sistema que la abarcaba era un lenguaje, velado bajo el texto hebreo de las Escrituras, y que "En la medida en que el lenguaje era conocido entre los judíos, el aprendizaje y enseñanza del mismo era llamado 'CABBALAH'".



Es un hecho que se sabe tan poco de la Cabbalah (Cábala) que se ha negado su existencia. Ha parecido poseer una propiedad similar a la del Preste Juan (NdT: preste juan, fue un gobernador cristiano del lejano oriente, supuestamente de la Edad media), a saber, cuanto más y más lejos se le buscaba menos se le encontraba y más fabuloso se volvía. De la misma manera que se ha hablado mucho de las maravillas relacionadas con el Preste Juan, también se afirman las cosas más maravillosas de la Cábala. El campo cabalístico es aquel en el que astrólogos, nigromantes, magos blancos y negros, adivinos, quirománticos y otros por el estilo, se divierten y hacen afirmaciones de sobrenaturalismo hasta la saciedad. También se afirma que oculta una sublime filosofía divina, que se ha intentado exponer de la forma más confusa y poco comprensible. El cristiano, adentrándose en su masa de misticismo, reclama para ella apoyo y autoridad para el más desconcertante de todos los problemas: la Santísima Trinidad y el carácter traicionado de Cristo. El hombre bueno, piadoso e ignorante toma la Cábala a voluntad como una producción barata, fácil y verdadera, y de inmediato, con la más pobre mezcla de ideas hambrientas, da al mundo, como por autoridad, un devoto revoltijo de cosas y tonterías. Con igual seguridad, pero con mayor descaro, el bribón, en nombre de la Cábala, venderá amuletos y encantos, dirá la buenaventura, dibujará horóscopos, y con la misma facilidad dará reglas específicas, como en el caso de ese digno, el Dr. Dee, para resucitar a los muertos, y de hecho - al diablo.



No es de extrañar entonces que todo el asunto haya sido desacreditado y condenado por los racionales y los sabios.



Todavía hay que descubrir en qué consiste realmente la Cábala antes de que se pueda dar peso o autoridad al nombre. Sobre ese descubrimiento descansará la cuestión de si el nombre debe ser recibido como relacionado con asuntos dignos de reconocimiento racional.



El escritor afirma que se ha hecho tal descubrimiento, y que el mismo abarca ciencia racional de sobrio y gran valía. Afirma que servirá para aclarar y eliminar gran parte del misticismo que hasta ahora ha sido una parte inexplicable de los sistemas religiosos, especialmente el hebreo o judío, y el cristiano, tanto que lo sobrenatural en esos sistemas tendrá que dar lugar a lo racional, en gran medida. Afirma que la sublime ciencia en la que se basa la Masonería es, de hecho, la sustancia de la Cábala, que es la base racional del texto hebreo de las Sagradas Escrituras.



La Cábala está inseparablemente conectada con el texto de las Escrituras, y una exposición del sentido interno de la misma es, como afirmaba John Reuchlin, necesaria para una correcta y completa comprensión del Texto Sagrado. Pero él veía vagamente, siendo enseñado sólo en una fraseología mística que era realmente una ceguera, y no entró en posesión de los fundamentos sólidos y racionales de la misma que podía formular e impartir. Por esta razón, aunque tenía razón en su afirmación general, su esquema fracasó, y sus obras a este respecto, desaparecieron del mundo del sentido común, y desde entonces sólo han vivido entre los místicos y los soñadores.



Como todas las demás producciones humanas de este tipo, el texto hebreo de la Biblia estaba en caracteres que podían servir como signos sonoros para la pronunciación silábica, o para este propósito lo que se llaman letras. Ahora bien, en primer lugar, estos caracteres originales cada uno de ellos eran también imágenes, y estas imágenes representaban por sí mismas ideas que podían ser comunicadas, de forma muy parecida a las letras chinas originales. Gustav Seyffarth muestra que los jeroglíficos egipcios contaban con más de seiscientos caracteres de imagen, que abarcaban el uso modificado, silábicamente, del número original de letras del alfabeto hebreo. Los caracteres del texto hebreo del Pergamino Sagrado estaban divididos en clases, en las que los caracteres de cada clase eran intercambiables, por lo que una forma podía cambiarse por otra para llevar un significado modificado, tanto por letra como por imagen y número. Seyffarth muestra la forma modificada del antiquísimo alfabeto hebreo en el antiguo copto mediante esta ley de intercambio de caracteres. Esta ley de intercambio permitido de letras se encuentra ampliamente expuesta en los diccionarios hebreos, como el de Fuerst y otros. Aunque reconocida y ampliamente expuesta, es muy desconcertante y difícil de entender, porque hemos perdido el uso específico y el poder de tal intercambio. En segundo lugar, estos caracteres representaban números - para ser usados para números como nosotros usamos signos numéricos específicos, - aunque, también, hay mucho para probar que los antiguos hebreos estaban en posesión de los llamados números arábigos, como los tenemos, desde la línea recta 1 hasta el carácter cero, juntos haciendo 1+9=10. El orden de estas letras numéricas va del 1 al 9, luego del 10 al 90, y del 100 en adelante. En tercer lugar, se dice, y parece probado, que estos caracteres representaban notas musicales; de modo que, por ejemplo, la disposición de las letras en el primer capítulo del Génesis puede interpretarse musicalmente, o cantando. Otra ley de los caracteres hebreos era que sólo se caracterizaban los signos consonánticos, - las vocales no se caracterizaban, sino que se suministraban. Si uno lo intenta, encontrará que una consonante por sí misma no puede hacerse vocal sin la ayuda de una vocal; por lo tanto, se decía que las consonantes formaban el armazón de una palabra, pero para darle vida o emitirla al aire, de modo que impartiera el pensamiento de la mente y el sentimiento del corazón, había que añadir las vocales. Así, la palabra muerta de consonantes cobraba vida por el Espíritu Santo, o las vocales.



Dicho esto entonces: -



Primero: El Texto Santo o Sagrado fue dado en consonantes solamente, sin ninguna vocal, o signos de vocales.



Segundo: Las letras se escribían una tras otra a igual distancia, sin separación alguna de palabras distintas, y sin puntuación alguna, como comas, puntos y comas, dos puntos o puntos y aparte.



Se verá inmediatamente que en muchos lugares se puede tener una lectura diferente del texto, tanto por la diferente disposición de las letras como por la diferente distribución de las vocales. Una diferencia de lectura muy importante puede ejemplificarse en la primera línea del Génesis. Se hace leer "B'rashith bara Elohim", etc., "En el principio creó Dios los cielos y la tierra"; donde Elohim es un nominativo plural de un verbo en tercera persona del singular. Najminedes llamó la atención sobre el hecho de que el texto podría sufrir la lectura, "B'rash ithbara Elohim," etc. "En la cabeza (fuente o principio) se creó (o desarrolló) Dioses, los cielos y la tierra," - realmente una traducción más gramatical.



¿Cuál era la lectura correcta original y prevista quién puede decir? Se puede suponer, sin embargo, que se hizo para servir a un trabajo coordinado, simétrico y armonioso de los caracteres para desplegar y desarrollar sus diversos usos; - como signos sonoros para enmarcar una narración, - como números para desarrollar formas geométricas y los enunciados numéricos de sus elementos, comparaciones y aplicaciones, - como imágenes para mostrar ideas de acuerdo con la historia contada, y finalmente, - como sonidos musicales para dar una canción apropiada para abarcar el todo. Todo el compás debía abarcar la prueba racional, a través de operaciones en la naturaleza, de la existencia de esa Causa Divina Creadora Voluntaria que llamamos Dios. Pero sea como fuere, durante miles de años los hombres mejor formados y más eruditos de los hebreos y judíos no cesaron de esforzarse por dar y preservar lo que ellos habían decidido como la lectura correcta del Texto Sagrado. Esta lectura fue ciertamente perfeccionada como la tenemos, tan temprano como el tiempo de Esdras; y en cuanto a las varias lecturas que se ofrecieron, la presente fue perfeccionada como la ortodoxa, - o la que debía ser recibida por el vulgo.



Debe saberse que los hebreos afirman que ninguna letra del Pergamino Sagrado ha sido jamás cambiada, y que incluso las lecturas marginales formaban parte del texto original para un uso variado del mismo, en perfecto acuerdo con el objeto de su escritura. A diferencia de los Evangelios cristianos, tanto para los hebreos como para los judíos el texto original era sagradamente precioso en todas y cada una de sus letras, y así debía ser preservado. Al contrario de esto, los Evangelios pueden ser cambiados en su lectura para adaptarse a las ideas actualmente cambiantes de lo que debe ser el mismo. Las marcas para indicar la "lectura correcta" se hicieron públicas gradualmente después del tiempo de Esdras, se llamaron Massorah, y finalmente, editadas por Ben Chajim, fueron publicadas por Bomberg, en Venecia, en el siglo XV.



De este modo, los libros del Antiguo Testamento fueron preparados y leídos por los judíos mucho antes de la era cristiana. Así fueron aceptados en aquel tiempo, y después por el mundo cristiano, de modo que, hasta el día de hoy, aceptamos el registro como preparado por la antigua Iglesia ortodoxa judía y hebrea.



Cualquiera que haya sido el modo judío de interpretación completa de estos libros, la Iglesia cristiana los había tomado por lo que muestran en su primera cara, - y sólo eso. Así como pueden leerse oralmente, su significado más completo debe deducirse de la lectura oral; y por medio de lo que el sonido de las palabras puede transmitir al oído, se obtiene la intención plena y completa del significado. La Iglesia Cristiana nunca ha atribuido a estos libros ninguna propiedad más allá de esto; y en esto ha existido su gran error.



Ahora, como se ha dicho, la sustancia de la Cábala es una interpretación de la doctrina secreta del Antiguo Testamento, y esto no sólo se afirma, sino que se plantea un argumento sobre el asunto en los siguientes términos: "Si la Ley consistiera simplemente en expresiones y narraciones ordinarias, ex. gr. las palabras de Esaú, Agar, Labán, el asno de Balaam, o del propio Balaam, ¿por qué habría de llamarse la Ley de la Verdad, la ley perfecta, el verdadero testimonio de Dios? Cada palabra contiene una fuente sublime, cada narración apunta no sólo a la única instancia en cuestión, sino también a las generales." (Sohar iii, 149 b). "Ay del hijo de hombre que diga que la Torá (Pentateuco) contiene dichos comunes y narraciones ordinarias. * * Está el ropaje que todos pueden ver, pero los que tienen más entendimiento no miran el ropaje sino el cuerpo que hay debajo; mientras que los más sabios, los servidores del Rey Celestial, los que moran en el Monte Sinaí, no miran otra cosa que el alma (es decir, la doctrina secreta), que es la raíz de toda la verdadera Ley." (Sohar, iii, 152 a).



Ahora bien, es extraño que de las citas hechas por el Dr. Ginsburg en su Ensayo (The Cabbalah, its Doctrine, Development and Literature) pueda deducirse una serie de datos con los que se puede organizar una filosofía de la enseñanza cabalística, cubierta por los nombres y observaciones sobre los Diez Sephiroth. El "truco de la cosa" está claramente ante los ojos en su desarrollo, y sin embargo está perfectamente oculto a la observación no inteligente. En otras palabras, el propio texto se ríe del digno doctor, mientras éste lo critica con un aparente aspecto de superioridad y autoridad. Lo mismo se encuentra en el texto de la Moral de Plutarco, de C. W. King, y en muchos otros textos donde se practica el mismo modo fenoménico. Se dice, en efecto, que la Cábala se desarrolla por "indicios apenas perceptibles", y la astucia del disimulo es algo digno de admiración y de risa. La descripción en Sohar del modo de comunicación tiende a explicar lo que se ha dicho:



"La opinión de que los misterios de la Cábala se encuentran en el ropaje del Pentateuco está aún más sistemáticamente expuesta en la siguiente parábola: "Como una mujer hermosa, oculta en el interior de su palacio, que cuando pasa su amigo y amado, abre por un momento una ventana secreta y es vista sólo por él, y luego se retira inmediatamente y desaparece durante mucho tiempo, así la doctrina sólo se muestra a los elegidos (es decir, a quien le está dedicado en cuerpo y alma); e incluso a él no siempre de la misma manera. Al principio se limita a hacer señas con la mano al transeúnte, y generalmente depende de que éste entienda esta suave insinuación. Esta es la interpretación conocida con el nombre de ramaz. Después se le acerca un poco más, le susurra algunas palabras, pero su figura sigue cubierta por un espeso velo, que la mirada de él no puede traspasar. Es el llamado darausch. Luego conversa con él con el rostro cubierto por un fino velo; éste es el lenguaje enigmático de la hagadah. Después de haberse acostumbrado así a su compañía, por fin se muestra cara a cara y le confía los secretos más íntimos de su corazón. Este es el secreto de la Ley, sod. Quien se haya iniciado así en los misterios de la Torá comprenderá que todos estos profundos secretos se basan en el simple sentido literal, y están en armonía con él, y que de este sentido literal no debe tomarse ni un ápice ni añadirse nada". (Sohar, ii, 99.)



The Path Volumen 1, agosto 1886, Notes on the Cabbalah of the Old Testament: II



NOTAS SOBRE LA CÁBALA DEL ANTIGUO TESTAMENTO: II



Ginsburg y otros nos dicen que Raymond Lully y John Picus de Mirandola habían adquirido conocimientos del hebreo y la Cábala. Mirandola estudió teología hebrea y cabalística con Jochanan Aleman, que llegó a Italia desde Constantinopla, y - "encontró que hay más cristianismo en la Cábala que en el judaísmo; descubrió en ella pruebas para la doctrina de la Trinidad, la Encarnación, la Divinidad de Cristo, la Jerusalén celestial, la caída de los ángeles, el orden de los ángeles", etcétera, etcétera. "En 1486, cuando sólo tenía 24 años, publicó 900 tesis, que fueron rotuladas en Roma, y que se comprometió a defender en presencia de todos los eruditos europeos, a los que invitó a la Ciudad Eterna, prometiendo sufragar sus gastos de viaje. Entre las tesis figuraba la siguiente 'Ninguna ciencia aporta mayores pruebas de la Divinidad de Cristo que la magia y la Cábala'".


A través de Picus de Mirandola, Reuchlin tuvo conocimiento de esta fase de la filosofía hebrea o teosofía, como, por una escuela de los rabinos, un apéndice reconocido de las Escrituras hebreas. No sólo examinó la Cábala para satisfacer su sed de hechos literarios, sino que, tras la investigación, se convirtió al sistema, - "a los dos años de empezar a aprender la lengua, publicó (1494) su De Verbo Miritico, y más tarde (1516) con un aprendizaje más maduro, su De Arle Cabbalistica". Y así los esfuerzos conjuntos de Mirandola y Reuchlin establecieron un campo de la literatura, de la Cábala, que siempre ha florecido, y continuará floreciendo mientras dure nuestra civilización.


Es interesante y útil situar este gran hecho, pero es una cuestión de especial peso y valor que el conocimiento de la Cábala surgiera en el mundo de las letras, con, y como parte esencial de la Reforma misma. No es que la filosofía de la Cábala se injertara en el estudio y desarrollo de la teosofía hebrea (y, por consiguiente, cristiana) -pues, debido a la falta de conocimiento de lo que era realmente la Cábala, tal no podía ser el caso-, sino que tenía derecho a serlo, y la afirmación de su existencia como un elemento real de la Escritura fue, incluso entonces, tan firme y duradera que, aunque desconocida excepto por su nombre, desde entonces se ha mantenido firme y dispuesta a hacer valer tal afirmación: - con una vitalidad que ha superado cuatrocientos años de paciente espera.


Por supuesto, existía un campo de literatura cabalística judía, no abierto, sino confinado, en su mayor parte, como una especie de misterio sagrado, dentro de límites estrechos y restringidos, incluso entre los propios judíos. Era de la misma naturaleza que lo que hoy se denomina La Filosofía Especulativa de la Masonería Libre, una encarnación siempre aparentemente sustantiva de las nieblas sombrías y los troncos mentales circundantes, en la que siempre existe la duda de si después de todo hay en la nebulosa materia de la niebla misma algo de donde pueda congelarse la sustancia: O, para ilustrarlo, puede compararse con la ciudad del Rey Arturo, ante cuya puerta Gareth, de pie, dice: "Pero estos mis hombres - (tu ciudad se mueve tan extrañamente en la niebla), - dudan si el Rey es Rey en absoluto, o viene de la tierra de las Hadas: y si esto es construido por magia, y por reyes y reinas furiosos, o si hay alguna ciudad en absoluto, o todo es una visión. " Es necesario hacer una breve mención de esta literatura con sus fuentes: tanto para que éstas sean conocidas, como para que se establezca una base para lo que se afirma en cuanto a la realidad de la Cábala, y su significado.


Casi no existe enseñanza de la Cábala en lengua inglesa, excepto el Ensayo de Christian D. Ginsburg, LL. D., al que nos hemos referido. El Dr. Ginsburg dice: "Es un sistema de filosofía religiosa, o más propiamente, de teosofía, que no sólo ha ejercido durante cientos de años una extraordinaria influencia sobre el desarrollo mental de un pueblo tan sagaz como el judío, sino que ha cautivado las mentes de algunos de los más grandes pensadores de la cristiandad en los siglos XVI y XVII, y que reclama la mayor atención tanto del filósofo como del teólogo."


Se afirma débilmente que algunas afirmaciones que se aplican a la Cábala se encuentran en el Talmud; pero aparte de esto tenemos: - (1) El Comentario sobre los Diez Sephiroth, de R. Azariel ben Manachem (1160 - 1238), que fue alumno de Isaac el Invidente, y maestro del célebre R. Moisés Najmánides, (2) El Libro Sohar (Luz), o Midrash, Hágase la Luz, del que se afirma que fue una revelación de Dios, comunicada a través de R. Simón ben Jochai, A.D). 70-110, a sus discípulos selectos. Este libro ha sido declarado por los críticos más hábiles como un seudógrafo del siglo XIII, - la composición de Moisés de León, que vivió en España; quien, por la admisión de su esposa e hija después de su muerte, primero lo publicó y vendió como la producción de R. Simón ben Jochai, y (por la admisión de su esposa e hija después de su muerte, primero lo publicó y vendió como la producción de R. Simón ben Jochai. Simon ben Jochai, y (3) El Libro Jetzirah o Libro de la Creación, - de edad y autoría desconocidas, bin mencionado ya en el siglo XI en el Libro Chazari, por R. Jehudah Ha Levi, - como las fuentes literarias para todo el sistema y el alcance de la misma, por lo que se revela, es a partir de estas fuentes que todo el volumen de la literatura cabalística ha tenido origen y desarrollo.


A partir de estas fuentes, y de los innumerables tratados y exposiciones al respecto, la historia de la materia y el contenido de la Cábala se establece de la siguiente manera: Primero fue enseñada por Dios mismo a una selecta compañía de ángeles. Después de la caída, los ángeles se la enseñaron a Adán. De Adán pasó a Noé, de ahí a Abram, el amigo de Dios que la llevó a Egipto. Moisés, que conocía toda la sabiduría de Egipto, fue iniciado en ella desde la tierra donde nació. En los cuatro primeros libros del Pentateuco estableció encubiertamente los principios de sus doctrinas, pero los ocultó en el Deuteronomio ("esto constituye al primero el 'hombre' y a la segunda la 'mujer'"). Moisés inició a los setenta ancianos, y éstos volvieron a transmitir la doctrina sagrada y secreta a los jefes (impartiendo continuamente la misma) de la Iglesia de Israel. David y Salomón eran adeptos a ella. Nadie se atrevió a escribirla hasta el supuesto Simón ben Jochai, que realmente vivió y enseñó, como uno de los doctores más célebres, en la época de la destrucción del segundo templo: y se afirma que sus enseñanzas constituyen el Libro de Sohar, publicado, como ya se ha dicho, por Moisés de León de Valladolid, en España. Pero Ben Jochai, o quienquiera que trabajara bajo su nombre, aunque escribió y publicó, como se ha dicho, cubrió la verdadera doctrina con velos, de modo que nadie sino un iniciado, o, como dice el refrán, "por el don de Dios" podía penetrar detrás de ellos; -aunque los velos de las palabras aún sostenían claramente la doctrina secreta, para aquellos que podían ver. Se afirmaba que la Cábala, como exposición del Texto Sagrado de las Sagradas Escrituras, contenía la Sabiduría de Dios en cada rama y departamento de Su obra, y se agotaron todos los términos y descripciones para expresar la inefable recompensa para aquel a quien se le permitiera penetrar detrás del velo, ya fuera por iniciación o "por el don de Dios", saciando todas las funciones del goce y proporcionando una dicha indescriptible en las últimas posesiones de las concepciones Divinas.


Más definitivamente: - La exposición del sistema trata de la Primera Causa impersonal que se manifiesta dentro de los límites de lo finito. Antes de dar forma a este mundo, antes de producir forma alguna, estaba solo, sin forma ni semejanza con nada". (Es interesante comparar el Brihadaranyaka-Upamshad, 4º Brah., con esto: "En el principio éste era el Sí mismo solo, en la forma de un espíritu. Él, mirando a su alrededor, no vio nada más que su Sí mismo". - ¿Quién, pues, puede comprenderle, cómo era antes de la creación, puesto que era sin forma? Por lo tanto, está prohibido representarlo por cualquier forma, semejanza, o incluso por su nombre sagrado, por una sola letra o un solo punto; y a esto, las palabras, 'Vosotros no visteis ninguna semejanza el día que el Señor os habló' (Deut. iv. 15) - es decir, (Sohar 42 b, 43 a, Sec. AB): - Y esto muestra con suficiente claridad que los supuestos nombres sagrados de la Escritura no tienen referencia a la Primera Causa Impersonal, como sus designaciones esenciales, sino más bien a sus creaciones. * * Entonces - "La creación, o el universo, es simplemente la vestidura de Dios tejida de la propia substancia de la Deidad (Lo Impersonal manifestándose en el cosmos, en modos a ser expresados por los nombres sagrados y de otra manera). Pues aunque, para revelarse a nosotros, el Oculto de todos los Ocultos, envió las Diez Emanaciones (los Diez Sephiroth) llamadas la Forma de Dios, Forma del Hombre Celestial, sin embargo, puesto que incluso esta forma luminosa era demasiado deslumbrante para nuestra visión, tuvo que asumir otra forma, o tuvo que ponerse otra vestidura que consiste en el universo. El universo, por lo tanto, o el mundo visible, es una expansión más de la Sustancia Divina, y es llamado en la Cábala, 'la Vestidura de Dios'". (Sohar i, 2 a) - "El universo entero, sin embargo, estaba incompleto, y no recibió su golpe de acabado hasta que se formó el hombre, que es la cúspide de la creación, y el macroscosmo que une en sí la totalidad de los seres, - 'el Adán celestial', es decir, los Diez Sephiroth, que emanados de la más alta oscuridad primordial (La Primera Causa Impersonal), crearon al Adán terrenal" (Sohar ii, 70 b). Esto se expresa más definitivamente en otro lugar, donde dice: - "Jehová (para el cual está la letra jod, o j o i) descendió sobre el Sinaí en fuego" cuya palabra es a-sh fuego. Que la j, o i, la firma para Jehová, descienda en medio de esta palabra, y uno tendrá a i sh, que es la palabra hebrea para hombre; así el hombre salió del fuego Divino - "El hombre es tanto la importación como el grado más alto de la creación, por lo cual fue formado en el sexto día. Tan pronto como el hombre fue creado todo fue completo, incluyendo el mundo superior y el inferior, porque todo está comprendido en el hombre. Él une en sí todas las formas". (Sohar iii, 48 a) - "Pero después de crear la forma del Hombre Celestial, la utilizó como carro (Mercabah) (ruedas, círculos) por donde descender, y desea ser llamado por esta forma, que es el nombre sagrado Jehová". (Sohar i, 42 b, 43 a, sección A B.)


Hay que observar especialmente, en cuanto a los fundamentos de la Cábala, que la primera manifestación fue en los "Diez Sephiroth" o Emanaciones, así llamados, de los cuales salió el "Hombre Celeste"; y el hombre humano o terrestre representaba en sí mismo a estos Diez Sephiroth. "El mundo inferior está hecho según el modelo del mundo superior; todo lo que existe en el mundo superior se encuentra como en una copia en la tierra; sin embargo, el todo es uno". (Sohar i, 20 a.)


Así es como el compendio de la Cábala, por Sohar, es idealizado en la forma de un hombre. Este hombre representaba la combinación de los Diez Sephiroth, o, como se les llama sistemáticamente, Emanaciones, en las que, como unidad, existía todo el cosmos en sus detalles segregados; y a través de las cuales debía tenerse todo el conocimiento del mismo, física, psíquica y espiritualmente, en pasividad y en actividades; - y a través de las cuales estas actividades, como de todas las potencias - como de los ángeles y los poderes, - tenían sus existencias especiales. Estas Emanaciones tenían nombres de cualidades, como Belleza, Fuerza, Sabiduría, etc., etc., estando cada nombre situado en una de las nueve partes marcadas en la forma del hombre; cada una de las cuales se llamaba Sephira. La totalidad del hombre, considerado como uno, sumado a los nueve daba diez, y como número era la letra jod, de la que ya hemos hablado. Las localizaciones de estos Sephiroth (mostrados como círculos) están unidos unos con otros, de modo que una Emanación puede fluir en otro; uno en todos, y todos en uno; - y las 22 letras del alfabeto con los 10 sonidos vocálicos, se encuentran allí, o por lo tanto; y estos son llamados los "treinta y dos caminos o canales de la Sabiduría"; y como estas letras también representaban números, hay en esta contención todos los modos posibles de expresión por palabra y número. La exposición del Antiguo Testamento, especialmente de la Tora, en la forma secreta o esotérica, se reclama bajo esta afirmación; - es decir, numerando las letras de las palabras, y por sus permutaciones y cambios de posiciones; de modo que ésta es una de las funciones de las Emanaciones o Sephiroth; y una poderosa para revelar la Sabiduría de Dios.


El Libro Jetzirah trata especialmente de estas letras y números: "Por treinta y dos senderos de sabiduría secreta, el Eterno, el Señor de los Ejércitos, el Dios de Israel, el Dios viviente, el Rey del Universo, el Misericordioso y Bondadoso, el Dios Alto y Exaltado, el que habita la eternidad, Glorioso y Santo es Su nombre, ha creado los medios mundanos de los números, el lenguaje fonético y la escritura."


El Comentario sobre los Diez Sefirot, de R. Azariel Ben Menajem, como su nombre indica, está directamente en consonancia con el Sohar.


En cuanto al Libro Jetzirah, el Dr. Ginsburg dice: "El Libro Jetzirah, que según los cabalistas es su documento más antiguo, no tiene realmente nada en común con las doctrinas cardinales de la Cábala. No hay en él ni una palabra que se refiera al En Soph (Primera Causa Impersonal), al Hombre Arquetípico'', etcétera, etcétera. Pero aquí el doctor está en falta por esta razón: - La palabra "Sephiroth" significa "Números" y los Diez Sephiroth significan los Diez Números; y a la manera cabalística éstos se componen de una forma geométrica. El círculo es la primera nada, pero a partir de esta nada se desarrolla una línea recta vertical, a saber: el diámetro de este círculo. Este es el primero; y habiendo un primero, de él vienen 2 y 3 y 4 y 5 y 6 y 7 y 8 y 9, - el círculo o la nada y su diámetro uno, el abarcamiento de todos juntos, formando el Diez comprensivo, o Diez Números, Diez Sephiroth, Diez Emanaciones, el Wan Celestial, el gran Jah, del nombre inefable. De ahí que el contenido del libro Jetzirah sea de la esencia misma de los otros dos, y todos sean uno.

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