The Path volumen 1, abril de 1886, "Seership –por Murdhna Joti"
VIDENCIA — Murdhna Joti
Las siguientes observaciones no pretenden ser una crítica sobre los méritos o deméritos literarios del poema que se toma como objeto de la crítica. En 1882, The Theosopist (1) publicó una reseña de "The Seer, a Prophetic Poem", del Sr. H. G. Hellon, y como en Occidente se habla mucho de la clarividencia, me pareció aconsejable utilizar los versos de este poeta con el propósito de indagar, hasta cierto punto, en los puntos de vista occidentales sobre la videncia, y de exponer ante mis compañeros buscadores los puntos de vista de alguien educado en una escuela totalmente diferente.
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1. Veáse Theosophist, Vol. III, p. 177.
Todavía no he podido comprender con el menor grado de claridad qué estado se conoce como "videncia" en el lenguaje de la mística occidental. Después de tratar de analizar los estados de muchos "videntes", estoy más lejos que nunca de cualquier probabilidad de llegar a ser más sabio sobre el tema, tal como se entiende aquí, porque me parece que no existe clasificación alguna de los diferentes estados tal como se exhiben en este lado del globo, sino que todos los diferentes estados están heterogéneamente mezclados. Vemos que el estado de sólo vislumbrar en la luz astral se denomina videncia, al mismo tiempo que las más altas ilustraciones de ese estado se llaman trances.
Hasta donde he podido descubrir, la "videncia", tal como se entiende aquí, no llega al nivel de Sushupti, que es el estado sin sueños en el que la conciencia más elevada del místico -compuesta por sus facultades intelectuales y éticas más elevadas- busca y se apodera de cualquier conocimiento que pueda necesitar. En este estado, la naturaleza inferior del místico está en reposo (paralizada); sólo su naturaleza superior vaga por el mundo ideal en busca de alimento. Por naturaleza inferior entiendo sus principios físicos, astrales o psíquicos, emocionales e intelectuales inferiores, incluido el quinto inferior. (2) Sin embargo, incluso el conocimiento obtenido durante el estado Sushupti debe ser considerado, desde este plano, como teórico y susceptible de mezclarse, al reanudar la aplicación del cuerpo, con la falsedad y con el preconcepto del estado de vigilia ordinario del místico, en comparación con el verdadero conocimiento adquirido durante las diversas iniciaciones. No hay garantía para ningún místico de que cualquier experiencia, investigación o conocimiento que pueda estar a su alcance en cualquier otro estado, sea exacto, excepto en los misterios de la iniciación.
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2. Veáse Esoteric Buddhism para la clasificación septenaria adoptada por muchos teósofos.
Pero todos estos estados diferentes son necesarios para el crecimiento. Yagrata - nuestro estado de vigilia, en el que todos nuestros órganos físicos y vitales, sentidos y facultades encuentran su necesario ejercicio y desarrollo, es necesario para evitar que la organización física se derrumbe. Swapna - estado de sueño, en el que se incluyen todos los diversos estados de conciencia entre Yagrata y Sushupti, tales como sonambulismo, trance, sueños, visiones, &c. - es necesario para que las facultades físicas gocen de reposo, y para que las facultades emocionales y astrales inferiores vivan, se activen y se desarrollen; y el estado Sushupti se produce para que las conciencias de los estados Yagrata y Swapna gocen de reposo, y para que el quinto principio, que es el activo en Sushupti, se desarrolle mediante el ejercicio apropiado. En el equilibrio de estos tres estados reside el verdadero progreso.
El conocimiento adquirido durante el estado Sushupti puede o no ser devuelto a la conciencia física; todo depende de sus deseos, y según sus conciencias inferiores estén o no preparadas para recibir y retener ese conocimiento.
Las avenidas del mundo ideal están cuidadosamente protegidas por los elementales contra la intrusión de los profanos.
Lytton hace decir a Mejnour: (3) "Ponemos nuestras pruebas en ordalías que purifican las pasiones y elevan los deseos. Y la naturaleza en esto nos controla y nos asiste, pues coloca guardianes terribles y barreras infranqueables entre las ambiciones del vicio y el cielo de la ciencia más elevada."
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3. Zanoni, Libro IV, Capitulo 2.
El deseo de goce físico, si se dirige correctamente, se eleva, como un deseo de algo superior, convirtiéndose gradualmente en un deseo de hacer el bien a los demás, y así ascendiendo, deja de ser un deseo, y se transforma en un elemento del sexto principio.
El control de la naturaleza al que se refiere Mejnour se encuentra en los límites máximos y mínimos naturales; no puede haber demasiada ascensión, ni el descenso puede ser demasiado rápido o demasiado bajo. La asistencia de la naturaleza se encuentra en el estado Turya, en el que el adepto da un paso y la naturaleza le ayuda a dar otro.
En el estado Sushupti, uno puede o no encontrar el objeto de su búsqueda ferviente, y tan pronto como se encuentra, en el momento en que surge el deseo de traerlo de vuelta a la conciencia normal, ese momento el estado Sushupti ha terminado por el momento. Pero uno puede encontrarse a menudo en una posición incómoda cuando ha salido de ese estado. Las puertas para el descenso de la verdad a la naturaleza inferior están cerradas. Entonces su posición está bellamente descrita en un proverbio indio: "El salvado (Ndt: El salvado es la capa exterior de la semilla y contiene la mayor parte de la fibra) en la boca y el fuego están ambos perdidos". Esto es una alusión a una pobre muchacha que está comiendo salvado, y al mismo tiempo quiere encender el fuego que acaba de apagarse ante ella. Ella lo sopla con el salvado en la boca; el salvado cae sobre las cenizas moribundas, extinguiéndolas completamente; ella es así una doble perdedora. En el estado Sushupti, la ansiedad que se siente por devolver la experiencia a la conciencia actúa como el salvado con el fuego. La ansiedad por tener o por hacer, en lugar de ser una ayuda como algunos imaginan, es un perjuicio directo, y si se permite que crezca en nuestros momentos de vigilia, actuará con mayor fuerza en el plano de Sushupti. El resultado de estos fracasos está claramente expuesto por Patanjali. (4)
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4. Aforismos del Yoga de Patanjali, 30 y 31, Parte I
Incluso cuando las puertas de la conciencia inferior están abiertas, el conocimiento traído del estado Sushupti podría, debido a las distracciones y dificultades de las rutas directas e indirectas de ascenso y descenso, perderse en el camino, ya sea parcial o totalmente, o mezclarse con conceptos erróneos y falsedad.
Pero en esta búsqueda del conocimiento en Sushupti, no debe quedar ni una chispa de indiferencia o inquisición ociosa en la conciencia superior. Ni siquiera una pizca de vacilación acechante sobre entrar en el estado, ni duda sobre su conveniencia, ni sobre la utilidad o exactitud del conocimiento recogido en ocasiones anteriores, o para ser recogido actualmente. Si existe tal duda o vacilación, su progreso se retrasa. Tampoco puede haber engaño ni hipocresía, ni risa disimulada. En nuestro estado normal de vigilia sucede siempre que, cuando creemos aspirar seriamente, alguno o algunos de los elementos de una o más de nuestras conciencias inferiores nos desmienten, nos hacen sentir engañados y se ríen de nosotros, pues tal es la naturaleza autoinconsistente del deseo.
En este estado que estamos considerando, hay estados subjetivos y objetivos, o clases de conocimiento y experiencia, al igual que los hay en Yagrata. Por lo tanto, se debe tener mucho cuidado para que sus objetivos y aspiraciones sean lo más elevados posible mientras se encuentre en su estado normal. Ay de aquel que se atreva a jugar con los medios puestos a su disposición en forma de Sushupti. Una de las maneras más eficaces en que los místicos occidentales podrían jugar con esto es buscar los eslabones perdidos de la evolución, a fin de llevar ese conocimiento a la conciencia normal, y luego con él ampliar el dominio del conocimiento "científico". Por supuesto, desde el momento en que se alberga tal deseo, quien lo tiene queda excluido de Sushupti. (5)
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5. Lo siguiente del Kaushitaki Upanishad, (ver la traducción de Max Muller, y también la publicada en la Bibliotheka Indica, con el comentario de Sankaracharya - tran. de Cowell) puede ser de interés para los estudiantes. "Agatasatru le dijo: 'Balaki, ¿dónde durmió esta persona de aquí? ¿Dónde estaba? ¿De dónde ha vuelto? Balaki no lo sabía. Y Agatasatru le dijo: 'Dónde durmió esta persona aquí, dónde estaba, de dónde regresó, es esto: Las arterias del corazón llamadas Hita se extienden desde el corazón de la persona hacia el cuerpo circundante. Pequeñas como un cabello dividido mil veces, se yerguen, llenas de un fluido delgado de varios colores, blanco, negro, amarillo, rojo. En estos la persona está cuando duerme, no ve ningún sueño (Sushupti). Entonces se vuelve uno sólo con ese prana (aliento)'". (En otra parte se dice que el número de estas arterias es de 101.) "Y como una navaja de afeitar podría ser encajada en una funda de navaja de afeitar, o como el fuego en la chimenea, así también este yo consciente entra en el yo del cuerpo, hasta el mismo pelo y las uñas; él es el amo de todo, y come y disfruta con ellos. Mientras Indra no comprendió el yo, los Asuras (principios inferiores en el hombre) lo conquistaron. Cuando lo comprendió, conquistó a los Asuras, y obtuvo la preeminencia entre todos los dioses. Y así también el que conoce esto obtiene la preeminencia, la soberanía, la supremacía". Y en el Khandogya Upanishad, VI Prap. 8, Kh, I: "Cuando el hombre duerme aquí, mi querido hijo, se une con lo Verdadero - en el sueño Sushupti - se va a su propio ser. Por eso se dice que duerme (Swapita), porque se ha ido (apita) a su propio (sva). Y en Prasna Up II, I, "Hay 101 arterias desde el corazón; una de ellas penetra en la coronilla de la cabeza; moviéndose hacia arriba por ella el hombre alcanza lo inmortal; las otras sirven para partir en diferentes direcciones." [ED.]
El místico podría estar interesado en analizar la naturaleza real del mundo objetivo, o en elevarse a los pies de Manus, (6) a las esferas donde el intelecto Manava está ocupado dando forma al molde de una religión futura, o había estado dando forma al de una religión pasada. Pero aquí hay que tener en cuenta de nuevo los límites máximos y mínimos que controla la naturaleza. Una característica esencial de Sushupti es, por lo que ahora puede entenderse, que el místico debe llegar a todas las verdades a través de una sola fuente, o camino, a saber: a través del mundo divino perteneciente a su propia logia (o maestro), y a través de este camino puede elevarse tan alto como pueda, aunque cuánto conocimiento puede obtener es una cuestión abierta.
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6. Esto abre un tema intensamente interesante y altamente importante, que no puede ser tratado aquí, pero que lo será en futuros trabajos. Mientras tanto, los teósofos pueden ejercitar su intuición al respecto. [ED.]
Preguntemos ahora cuál es el estado de videncia del autor de nuestro poema "El Vidente", y tratemos de descubrir en él los "cuernos de liebre". Más adelante podemos tratar de atisbar los estados de Swedenborg, P. B. Randolph y algunos de los "videntes entrenados, no entrenados, naturales, autodidactas, de cristal y de espejo mágico".
Miro este poema únicamente para señalar errores a fin de obtener materiales para nuestro estudio. Hay en él bellezas y verdades que todos pueden disfrutar.
En la antigüedad estaba muy bien que los místicos escribieran en sentido figurado para alejar lo sagrado de lo profano. Entonces el simbolismo era moneda corriente en el misticismo, y todas las alegorías eran comprendidas de inmediato por aquellos a quienes iban dirigidas. Pero los tiempos han cambiado. En esta época materialista se sabe que existen los más descabellados conceptos erróneos en las mentes de muchos que tienen inclinaciones místicas y espirituales. La generalidad de los místicos y sus seguidores no están libres de las supersticiones y prejuicios que tienen en la iglesia y la ciencia su contraparte. Por lo tanto, en mi humilde opinión, no puede haber justificación para escribir alegóricamente sobre misticismo y, mediante su publicación, poner tales escritos al alcance de todos. Hacerlo es una verdadera travesura. Si los escritos alegóricos y las novelas engañosas pretenden popularizar el misticismo eliminando los prejuicios existentes, entonces los escritores deberían expresar sus motivos. Es una cuestión abierta si el beneficio resultante de tal popularización no es más que contrarrestado por el daño causado a los indefensos votantes del misticismo, que son engañados. Y hay menos justificación para nuestros escritores alegóricos actuales que la que había para los de la época de Lytton. Además, en el presente cuarto de siglo, las expresiones simbólicas o engañosas tienden velos sobre muchas cosas que pueden expresarse con seguridad con palabras sencillas. Con estas observaciones generales, volvamos a "El vidente".
En la Invocación, dirigida evidentemente al gurú del Vidente, (7) encontramos estas palabras:
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7. Guru, es un Maestro espiritual.
"Cuando en deliciosos sueños dejo esta vida,
Y en dulce trance desvele sus misterios;
¡Dame tu luz, tu amor, tu verdad divina!"
Trance significa aquí sólo uno de los diversos estados conocidos como cataléptico o sonambúlico, pero ciertamente ni Turya ni Sushupti. En tal estado de trance muy pocos de los misterios de "esta vida", o incluso del propio estado de trance, podrían ser desvelados. El llamado Vidente puede "gozar" tan inofensiva e inútilmente como un muchacho que nada ociosamente en la laguna, donde no adquiere ningún conocimiento y puede terminar su deporte en la muerte. Lo mismo ocurre con el que nada, corta cabriolas, en la luz astral, y se pierde en algo extraño que sobrepasa toda su comprensión. La diferencia entre tal Vidente y el sensualista ordinario es, que el primero complace tanto sus sentidos astrales como físicos en exceso, mientras que el segundo sólo sus sentidos físicos. Estos ocultistas creen que se han desinteresado de sí mismos, cuando en realidad sólo han ampliado los límites de la experiencia y del deseo, y han transferido su interés a las cosas que conciernen a su mayor extensión de vida. (8)
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8. Véase «Light on the Path» Luz en el Sender, Regla 1, nota, parte i.
Invocar las bendiciones de un Gurú sobre su propia naturaleza superior, con el propósito de mantenerlo en este estado de trance, es un acto tan blasfemo y reprensible de ayuda al descenso y conversión de energías superiores en inferiores, como invocar a su Gurú para que lo ayude a beber vino en exceso; porque el mundo astral también es material. Ser capaz de resolver los misterios de cualquier conciencia, incluso de la física más baja, mientras se está en trance, es un alarde tan vano de los cazadores de tal estado como el de los fisiólogos o mesmeristas. Mientras estás en estado de trance, si no eres lo bastante ético en tu naturaleza, te verás tentado y forzado, por tus poderosos elementos inferiores, a husmear en los secretos de tus vecinos, y luego, al volver a tu estado normal, a calumniarlos. La manera más segura de hacer descender tu naturaleza superior al abismo cenagoso de tu mundo físico y astral, y así animalizarte, es entrar en trance o aspirar a la clarividencia.
"Y tú, (Gurú) me dejaste mirando hacia arriba a través del velo,
para contemplar tu meta y seguirte".
Estas líneas son muy presuntuosas. Es imposible, incluso para un Hierofante muy elevado, en cualquiera de sus estados, contemplar la meta de su Gurú (9) su conciencia subjetiva apenas puede llegar al nivel de la conciencia normal u objetiva de su Gurú. Es sólo durante la iniciación que el iniciado ve no sólo su propia meta inmediata, sino también el Nirvana, que por supuesto incluye también la meta de su Gurú; pero después de que la ceremonia ha terminado él recuerda sólo su propia meta inmediata para su próxima "clase", pero nada más allá de eso. (10) Esto es lo que significa el Dios Jehová diciendo a Moisés: "Y quitaré mi mano y verás mi espalda, pero no se verá mi rostro". Y en el Rig Veda se dice: (11) "Oscuro es el camino de Ti, que eres brillante: la luz está delante de Ti."
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9. Hay un caso excepcional en el que se ve la meta del Gurú, y entonces el Gurú tiene que morir, porque no puede haber dos iguales.
10. No hay contradicción entre esto y el párrafo anterior donde se dice: "Ver la meta del Gurú es imposible". Durante la ceremonia de iniciación, no hay separación entre los que participan en ella. Todos se convierten en un todo, y por lo tanto, incluso el Alto Hierofante, mientras participa en una iniciación, ya no es su yo separado, sino que es sólo una parte del todo, del cual el candidato es también una parte, y entonces, por el momento, tiene tanto poder y conocimiento como el más alto presente. [ED.]
11. Rig Veda, IV, VII, 9.
El Sr. Hellon abre su poema con una cita de Zanoni: "La primera iniciación del hombre es el trance: en los sueños comienza todo el conocimiento humano, en los sueños se cierne sobre el espacio sin medida, el primer débil puente entre el espíritu y espíritu, este mundo y el mundo del más allá".
Como éste es un pasaje que se cita a menudo con aprobación, y se reconoce que no contiene errores, me permito hacer algunas observaciones, en primer lugar, sobre sus méritos intrínsecos, y en segundo lugar, sobre el propio Lytton y su Zanoni. No hablaré del furor que reina entre los escritores místicos por citar sin comprender lo que citan.
En el estado Swapna el hombre obtiene un conocimiento humano y poco fiable, mientras que el conocimiento divino comienza a llegar en el estado Sushupti. Lytton ha lanzado aquí un glóbulo dorado de ideas erróneas para despistar a los indignos e inquisitivos cazadores de misticismo, que inconscientemente ponen precio al glóbulo. No es demasiado decir que tales afirmaciones en estos días, en lugar de ayudarnos a descubrir el verdadero camino, sino que dan lugar a innumerables remedios patentados para los males de la vida, remedios que nunca pueden lograr una cura. Edificaciones hechas por el hombre llamadas verdadero Raja Yoga, (12) evolucionadas en trance, surgen enfrentadas entre sí, en conflicto unas con otras, y fuera de armonía en sí mismas. Entonces no sólo surge la disputa interminable, sino también el fanatismo, mientras que los buscadores devotos e inocentes de la verdad son engañados, y los hombres científicos, inteligentes y competentes son ahuyentados de cualquier intento de examinar las afirmaciones de la verdadera ciencia. Tan pronto como alguna verdad objetiva unilateral es descubierta por un Mesmer, un defensor del antiguo Yoga Vidya (13) hace sonar una trompeta gritando: "El Yoga es auto-mesmerización, el mesmerismo es la clave para ello, y el magnetismo animal desarrolla la espiritualidad y es en sí mismo espíritu, Dios, Atman", engañándose a sí mismo con la idea de que está ayudando a la humanidad y a la causa de la verdad, inconsciente del hecho de que así sólo está degradando el Yoga Vidya. El médium ignorante sostiene que su "control" es divino. Parece haber poca diferencia entre las pretensiones de estas dos clases de embaucadores y el materialista que erige un protoplasma en el lugar de Dios. Entre las innumerables huestes de términos profanados están Trance, Yoga, Turya, iniciación, &c. No es de extrañar, pues, que Lytton, en una novela, lo haya profanado y aplicado erróneamente a un mero estado semicataléptico. Yo, por mi parte, prefiero limitar siempre el término Iniciación a su verdadero sentido, es decir, aquellas ceremonias sagradas en las que sólo "Isis es desvelada".
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12. Ciencia Divina.
13. El conocimiento del Yoga, que es, "unirte con tu yo superior".
La primera iniciación del hombre no es en trance, como quiere decir Lytton. El trance es artificial, es un estado de vigilia, sonambúlica, en el que no se puede aprender nada en absoluto sobre la naturaleza real de los elementos de nuestra conciencia física, y mucho menos de cualquier otro. Ninguno de los admiradores de Lytton parece haber pensado que se burlaba del ocultismo, aunque creía en él, y no estaba ansioso por arrojar las perlas a los cerdos. Un hierofante como Mejnour -y no el propio Lytton- no habría podido confundir las payasadas del sonambulismo ni siquiera con los primeros pasos del Raja Yoga. Esto se desprende de la manera en que Lytton expone ideas absolutamente erróneas sobre el ocultismo, mientras que al mismo tiempo muestra un conocimiento que no podría tener, si se creyera a sí mismo en su propia superchería. Se reconoce bastante bien que al fin fracasó, después de algunos progresos en el ocultismo como discípulo altamente aceptado. Su Glyndon podría ser Lytton, y la hermana de Glyndon Lady Lytton. Los jeroglíficos de un libro que le dieron para descifrar, y que sacó como Zanoni, deben ser alegóricos. El libro es en realidad las ideas del maestro que la conciencia más elevada del alumno se esfuerza en leer. Pero no eran más que meros lugares comunes de la mente del maestro. Los profanos y los cobardes siempre dicen que el maestro desciende al plano del alumno. Tal cosa nunca puede suceder. Y la precipitacion de mensajes, desde el maestro solo es posible cuando las mas altas facultades eticas e intuitivas del alumno alcanzan el nivel del estado normal y objetivo del maestro. En Zanoni, esto está velado por la afirmación de que tuvo que leer los jeroglíficos - no le hablaron. Y confiesa en el prefacio que no está en absoluto seguro de haberlos descifrado correctamente. "El entusiasmo", dice, "es cuando esa parte del alma que está por encima del intelecto se eleva hasta los Dioses, y allí deriva la inspiración". Los errores se deberán, pues, a equivocaciones voluntarias o a su dificultad para leer la cifra.
"En sueños veo un mundo tan hermoso,
que a la vida le encantaría quedarse allí,
Y pasar de esta a esa brillante esfera.
En sueños extáticos, puros y libres,
Formas extrañas ven mis sentidos internos,
Mientras manos misteriosas me dan la bienvenida".
Tales descripciones indefinidas son peor que inútiles. Los sentidos internos son sentidos psíquicos, y su percepción de formas extrañas y meras apariencias en el mundo astral no es útil ni instructiva. Las formas y apariencias en la luz astral son legión, y toman su forma no sólo de la mente del vidente desconocida para él mismo, sino que son también, en muchos casos, reflejos para la mente de otras personas.
"Oh, por qué la mía ha de ser siempre menos,
Y la luz inefable bendice
en tu soledad estrellada".
parece ser totalmente inmoral. Aquí el vidente está, en primer lugar, celoso de la luz que posee su gurú, o se aferra a la oscuridad, ignorante incluso de la lógica de que él mismo se encuentra en estados inferiores a los de su gurú. Sin embargo, el Sr. Hellon no se ha equivocado sobre la existencia de tal sentimiento. Existe y debe existir en el estado de trance y de sueño. En nuestro estado ordinario de vigilia, los apegos, deseos, etc., son la vida misma de nuestros sentidos físicos, y del mismo modo las energías emocionales se manifiestan en el plano astral para alimentar y engordar los sentidos astrales del vidente, sosteniéndolos durante su estado de trance. De no ser así, su naturaleza astral quedaría en reposo.
Por lo tanto, no se necesita ninguna prueba para la proposición de que cualquier estado que esté sostenido por deseos y pasiones no puede ser considerado más que como un medio para desarrollar una parte de la naturaleza animal. Van Helmont es de la misma opinión que el Sr. Hellon. (14) No podemos, pues, creer ni por un momento que en tal estado el "yo" de ese estado sea Atman. (15) Es sólo el falso "yo"; el vehículo del verdadero. Ahankara - yo inferior, o individualidad del estado de vigilia, pues incluso en el estado de trance el sexto principio inferior no desempeña mayor papel ni se desarrolla más que en el estado de vigilia. El cambio es sólo en el campo de acción, del plano de vigilia al plano astral; el físico permanece más o menos en reposo. Si fuera de otro modo, encontraríamos sonámbulos que día tras día exhibirían un aumento del intelecto, mientras que esto no ocurre.
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14. Véase Zanoni, Libro IV, c. iii.
15. El Espiritu más Elevado.
Supongamos que inducimos el estado de trance en un hombre analfabeto. Puede entonces leer de la contraparte astral de Herbert Spencer o de los libros de Patanjali tantas páginas como deseemos, o incluso las ideas inéditas de Spencer; pero nunca podrá hacer una comparación entre los dos sistemas, a menos que eso ya lo haya hecho alguna otra mente en no importa qué idioma. Tampoco puede ningún somnámbulo analizar y describir la complicada maquinaria de las facultades astrales, y mucho menos de las emocionales, o del quinto principio. Porque para ser analizadas deben estar en reposo, de modo que el Yo superior pueda llevar a cabo el análisis. Así, cuando el Sr. Hellon dice:
"Un trance se apodera de mi espíritu ahora,"
está indudablemente equivocado, ya que Atman, o espíritu, no puede entrar en trance. Cuando una energía de un plano inferior asciende a un plano superior, permanece en silencio allí durante un tiempo hasta que, por el contacto con los habitantes de su nuevo hogar, sus poderes se animan. El estado de sonambulismo tiene dos condiciones: a) la vigilia, que es psicofisiológica o astrofísica; b) el sueño, que es psíquico. En estos dos el trance se apodera parcial o totalmente sólo de la conciencia física y de los sentidos.
"Y de mi frente asoma la vista", etc.
Esto, con mucho de lo que sigue, es pura imaginación o concepto erróneo. Como por ejemplo, "flotar de esfera en esfera". En este estado el vidente está confinado a una sola esfera - la astral o psicofisiológica -; ninguna superior puede siquiera comprender.
Hablando del período en que se desarrollará el sexto sentido, dice:
"Ningún misterio encontrarán entonces sus hijos
dentro del ámbito de la humanidad;
El uno leerá la mente del otro".
En esto el vidente muestra incluso una falta de conocimiento teórico del período del que se habla. Se ha precipitado locamente en el mundo astral sin conocer la filosofía de los místicos. Aunque se desarrollara el duodécimo sentido, por no hablar del sexto sentido físico, seguiría siendo tan difícil como lo es ahora leer la mente de los demás. Tal es el misterio de Manas. (16) Evidentemente se engaña al ver los triunfos aparentes durante un período de transición del desarrollo mental de una raza, de aquellas mentes anormalmente desarrolladas que son capaces de mirar en la mente de los demás; y sin embargo, lo hacen sólo parcialmente. Si alguien con un sexto principio muy desarrollado se dedicara sólo seis veces a leer la mente de los demás, seguramente agotaría ese desarrollo para engordar la mente y los deseos. Además, el vidente del Sr. Hellon parece ignorar por completo el hecho de que el objetivo del desarrollo de las facultades superiores no es escudriñar en las mentes de los demás, y que la economía del mundo oculto otorga un importante privilegio al místico, en el sentido de que las páginas de su vida y de su manas deben estar cuidadosamente guardadas bajo llave contra los merodeadores inquisitivos, y la llave depositada a buen recaudo con su gurú, que nunca se la presta a nadie más. Si con el mundo oculto las leyes de la naturaleza son tan estrictas, cuánto más deberían serlo con las personas en general. De lo contrario, nada sería seguro. El sexto sentido sería entonces tan engañoso y una maldición para el ignorante como lo son ahora la visión y el aprendizaje. Tampoco este hombre del sexto sentido será "perfecto". La verdad será para él tan difícil de alcanzar a través de su "sentido" como lo es ahora. El horizonte sólo se habrá ensanchado, y lo que ahora adquirimos como verdad habrá pasado a la historia, a la literatura, al axioma. El "sentido" no es siempre más que un canal por el que fluye el deseo y nos atormenta a nosotros mismos y a los demás.
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16. Quinto principio.
Todo el poema es engañoso, especialmente expresiones como: "Su espíritu contempla la agitación del mundo; he aquí que su cuerpo alimenta la tierra. - Una sexta raza de sentido llevada desde hace siglos, a la propia zona de Dios. "Nuestro yo superior - Atman - nunca puede "ver la agitación del mundo", ni contemplar el cuerpo. Porque suponiendo que viera el cuerpo o la agitación del mundo, sería atraído hacia ellos, descendiendo al plano físico, donde se convertiría más o menos en naturaleza física. Y la elevación de una raza de sexto sentido supone sin filosofía la elevación de ese sentido, que ciertamente sólo tiene que ver con nuestra naturaleza física, a lo sumo con nuestra naturaleza astrofísica, a la esfera de Dios o Atman.
Con el mero entrenamiento de las facultades psíquicas no se consigue el verdadero progreso, sino sólo el disfrute de esas facultades; una especie de alcohol en el plano astral, que resulta en Karma desfavorable. El verdadero camino hacia la sabiduría divina consiste en cumplir desinteresadamente nuestro deber en la estación en la que estamos colocados, pues así convertimos la naturaleza inferior en superior, siguiendo el Dharma, todo nuestro deber.