Revista Teosófica Lucifer el 5 de Enero de 1888 volumen No.5, Some Words on Daily Life.
ALGUNAS PALABRAS SOBRE LA VIDA COTIDIANA
( Escritas por un Maestro de Sabiduría)
"Sólo la filosofía divina, la mezcla espiritual y psíquica del hombre con la naturaleza, al revelar las verdades fundamentales que yacen ocultas bajo los objetos del sentido y la percepción, puede promover un espíritu de unidad y armonía a pesar de las grandes diversidades de los credos en conflicto. La Teosofía, por lo tanto, espera y exige de los miembros de la Sociedad una gran tolerancia mutua y caridad para con los defectos de los demás, una ayuda mutua incondicional en la búsqueda de las verdades en todos los departamentos de la naturaleza - moral y física. Y esta norma ética debe aplicarse sin vacilaciones a la vida diaria.
"La Teosofía no debe representar meramente una colección de verdades morales, un manojo de ética metafísica, personificada en disertaciones teóricas. La Teosofía debe hacerse práctica; y tiene, por lo tanto, que estar libre de divagaciones inútiles, en el sentido de oraciones desganadas y charlas bonitas. Que cada teósofo haga sólo su deber, lo que puede y debe hacer, y muy pronto la suma de la miseria humana, dentro y alrededor de las áreas de cada Rama de su Sociedad, se verá visiblemente disminuida. Olvídate de ti mismo cuando trabajes por los demás, y la tarea te resultará fácil y ligera ......
"No pongas tu orgullo en el aprecio y reconocimiento de ese trabajo por parte de los demás. ¿Por qué debería cualquier miembro de la Sociedad Teosófica, esforzándose por llegar a ser un Teósofo, dar algún valor a la buena o mala opinión de sus vecinos sobre sí mismo y su trabajo, mientras él mismo sepa que es útil y beneficioso para otras personas? La alabanza y el entusiasmo humanos son, en el mejor de los casos, efímeros; la risa del burlón y la condenación del espectador indiferente seguramente seguirán, y generalmente superarán la alabanza admirativa del amistoso. No desprecies la opinión del mundo, ni la provoques inútilmente con críticas injustas. Permaneced más bien indiferentes a los abusos y a las alabanzas de aquellos que nunca os conocerán como sois realmente, y que deberían, por lo tanto, encontraros impasibles ante cualquiera de ellos, y poniendo siempre la aprobación o la condena de vuestro propio Ser Interior por encima de la de las multitudes.
"Aquellos de vosotros que queráis conoceros a vosotros mismos en el espíritu de la verdad, aprended a vivir solos, incluso en medio de las grandes multitudes que a veces os rodean. No busquéis la comunión y el trato más que con el Dios de vuestra propia alma; no prestéis atención más que a las alabanzas o a las culpas de esa divinidad que no puede separarse jamás de vuestro verdadero yo, como es en verdad ese Dios mismo: llamado la CONSCIENCIA SUPERIOR. Pon en práctica sin demora tus buenas intenciones, sin dejar que ninguna se quede sólo en intención, sin esperar, mientras tanto, ni recompensa ni siquiera reconocimiento por el bien que hayas hecho. La recompensa y el reconocimiento están en ti mismo y son inseparables de ti, ya que sólo tu Ser Interior puede apreciarlos en su verdadero grado y valor. Porque cada uno de vosotros contiene en el recinto de su tabernáculo interior el Tribunal Supremo -fiscal, defensa, jurado y juez- cuya sentencia es la única inapelable; ya que nadie puede conoceros mejor que vosotros mismos, cuando una vez que habéis aprendido a juzgar a ese Yo por la luz nunca vacilante de la divinidad interior -vuestra Conciencia superior. Dejad, pues, que las masas, que nunca pueden conocer vuestro verdadero Yo, condenen vuestro Yo exterior según sus propias falsas luces.......
"La mayoría de los Areópagos (tribunal) públicos se componen generalmente de jueces autoproclamados, que nunca han hecho de ningún ídolo una deidad permanente, excepto de sus propias personalidades, de sus yoes inferiores; porque aquellos que intentan en su camino por la vida seguir su luz interior nunca serán encontrados juzgando, y mucho menos condenando, a aquellos más débiles que ellos mismos. ¿Qué importa entonces, si los primeros te condenan o te alaban, si te humillan o te exaltan a un pináculo? Nunca te comprenderán ni de un modo ni de otro. Pueden hacer de ti un ídolo, mientras te imaginen como un espejo fiel de sí mismos en el pedestal o altar que te han erigido, y mientras les diviertas o les beneficies. No puedes esperar ser para ellos más que un fetiche temporal, sucesor de otro fetiche recién derrocado, y seguido a tu vez por otro ídolo. Deja, por tanto, que aquellos que han creado ese ídolo lo destruyan cuando quieran, derribándolo con tan poca causa como la que tuvieron para crearlo. Vuestra sociedad occidental no puede vivir sin su Khalif de una hora, como tampoco puede adorar a uno durante más tiempo; y siempre que rompe un ídolo y luego lo embadurna con barro, no es el modelo, sino la imagen desfigurada creada por su propia sucia fantasía y a la que ha dotado de sus propios vicios, lo que la sociedad destrona y rompe.
"La Teosofía sólo puede encontrar su expresión objetiva en un código de vida que lo abarque todo, impregnado a fondo del espíritu de tolerancia mutua, caridad y amor fraternal. Su Sociedad, como cuerpo, tiene ante sí una tarea que, a menos que se lleve a cabo con la mayor discreción, hará que el mundo de los indiferentes y los egoístas se levante en armas contra ella. La Teosofía tiene que luchar contra la intolerancia, los prejuicios, la ignorancia y el egoísmo, ocultos bajo el manto de la hipocresía. Tiene que arrojar toda la luz que pueda de la antorcha de la Verdad, con la que se confía a sus servidores. Debe hacerlo sin temor ni vacilación, sin temer la reprobación ni la condena. La Teosofía, a través de su portavoz, la Sociedad, tiene que decir la VERDAD a la cara misma de la MENTIRA; barbear al tigre en su guarida, sin pensar o temer las malas consecuencias, y desafiar la calumnia y las amenazas. Como Asociación, no sólo tiene el derecho, sino el deber de desenmascarar el vicio y hacer todo lo posible para reparar los agravios, ya sea a través de la voz de sus conferenciantes elegidos o de la palabra impresa de sus revistas y publicaciones - haciendo sus acusaciones, sin embargo, lo más impersonales [Página 346] posible. Pero sus miembros no tienen individualmente tal derecho. Sus seguidores tienen, en primer lugar, que dar el ejemplo de una moralidad firmemente delineada y firmemente aplicada, antes de obtener el derecho de señalar, incluso en un espíritu de bondad, la ausencia de una unidad ética similar y la unicidad de propósito en otras asociaciones o individuos. Ningún teósofo debe culpar a un hermano, ya sea dentro o fuera de la asociación; tampoco puede lanzar una calumnia sobre las acciones de otro o denunciarlo, no sea que él mismo pierda el derecho a ser considerado un teósofo. Porque, como tal, debe apartar su mirada de las imperfecciones de su prójimo, y centrar más bien su atención en sus propios defectos, a fin de corregirlos y hacerse más sabio. Que no muestre la disparidad entre la pretensión y la acción en otro, sino que, ya sea en el caso de un hermano, un vecino o simplemente un semejante, que ayude siempre a uno más débil que él en el arduo camino de la vida.
"El problema de la verdadera Teosofía y su gran misión son, primero, la elaboración de concepciones claras e inequívocas de las ideas y deberes éticos, que satisfagan mejor y más plenamente los sentimientos correctos y altruistas de los hombres; y segundo, el modelado de estas concepciones para su adaptación a tales formas de vida diaria, que ofrezcan un campo donde puedan ser aplicadas con la mayor equidad.
"Tal es la obra común puesta ante todos los que están dispuestos a actuar según estos principios. Es una tarea laboriosa, y requerirá un esfuerzo denodado y perseverante; pero debe llevaros insensiblemente al progreso, y no dejaros espacio para ninguna aspiración egoísta fuera de los límites trazados. ... No te entregues personalmente a comparaciones poco fraternales entre la tarea cumplida por ti mismo y el trabajo dejado de hacer por tus vecinos o hermanos. En los campos de la Teosofía, nadie debe ocuparse en un terreno más grande de lo que su fuerza y capacidad le permitan. No seáis demasiado severos sobre los méritos o deméritos de alguien que busca ser admitido entre vuestras filas, ya que la verdad sobre el estado real del hombre interior sólo puede ser conocida por el Karma, y puede ser tratada justamente sólo por esa LEY que todo lo ve. Incluso la simple presencia entre vosotros de un individuo bien intencionado y comprensivo puede ayudaros magnéticamente. . . . Ustedes son los trabajadores voluntarios libres en los campos de la Verdad, y como tales no deben dejar ninguna obstrucción en los caminos que conducen a ese campo.
"El grado de éxito o de fracaso son los hitos que los maestros deben seguir, ya que constituirán las barreras colocadas con vuestras propias manos entre vosotros y aquellos a quienes habéis pedido que sean vuestros maestros. Cuanto más os acerquéis a la meta contemplada, más corta será la distancia entre el alumno y el Maestro'' [Página 347]